Los escandinavos trajeron la intensidad de su show a Flores. Motosierra y Satan Dealers fueron parte de la noche.
Los escandinavos trajeron la intensidad de su show a Flores. Motosierra y Satan Dealers fueron parte de la noche.
La historia de Turbonegro viene de la mano de una parafernalia bastante particular: inventores de un estilo (death punk), los noruegos se disfrazan en el escenario, tienen nombres de guerra Happy Tom (bajo y coros), Euroboy (guitarra líder y coros), Crown Prince Haakon-Marius (Teclado y coros), Rune Rebellion (guitarra rítmica) y The Duke of Nothing (en voz), un fan club (denominando Turbojuged con unas lindas camperas de jean como un uniforme) y un particular sentido del humor en el que abundan referencias a la trilogía sexo, drogas y rock and roll por partes iguales.
En este contexto a pesar de que la primera visita de los escandinavos en ¡30 años! se produce sin su formación original (cambio de cantante inclusive) uno podía imaginar cierta expectativa para cierto público que encuentra en la pirotecnia riffera cierto disfrute.
Lo cierto es que cuando los uruguayos de Motosierra subieron al escenario el Teatro de Flores estaba preocupantemente vacío. Como suele pasar con los liderados por Marcos Fernández, esto estuvo lejos de ser un impedimento. Una de las características que tiene el cuarteto es que toca de la misma manera para uno, para diez o para mil personas y esa manera es filosa, cortante y veloz. Tal vez por eso el show que incluyó un redoblante roto y a Marcos yendo y viniendo desde el escenario al público, fue brutal, desprolijo, incendiario y provocador. Se fueron aplaudidos principalmente porque demostraron que en vivo siempre están prendidos fuego. No fallan.
Un rato después Satan Dealers se encontró con un Teatro algo más poblado y muy interesado en escuchar sus canciones. Casi con la idea de contrastar su propuesta con el sonido veloz y punk que vendría después, el grupo se sostuvo en un Adrián Outeda inspirado y concentrado en recorrer sus letras rockeras y melancólicas. “Detrás del Sol”, “Oscuros Muros” junto a las gancheras “El reto” y “Tentempié” fueron algunas de las que sonaron durante un set corto pero entretenido. Una gran pantalla por detrás, algunas veces con el logo de la banda y otras con imágenes varias, fue un acierto para generar un clima distinto a las canciones. Buena presentación.
Para cuando Turbonegro subió al escenario El Teatro estuvo un poco más poblado pero lejos de llenarse, algo para nada sorpresivo si pensamos en la crisis que nos afecta día a día. “The Age Of Pamparius” (una canción inspirada en una pizzería que tuvo uno de los integrantes de la banda) fue un inicio casi perfecto. Con una guitarra que fue creciendo en intensidad, para luego ser casi tapada por el piano y los sintetizadores, su irresistible melodía hizo que desde el minuto cero el público se entregara a la potencia de los escandinavos. “Part II: Well Hello” y “Part III: Rock N Roll Machine” (dos del último disco de los noruegos “Rock and roll machine) hicieron el resto. La primera propuso una canción bien punk con un estribillo inolvidable, la segunda trajo una atmósfera bien ochentosa incluso siguiendo el chiste desde el video clip que apareció por detrás de la banda. Las dos mostraron una banda enganchada en mostrar las nuevas canciones algo que “Hurry Up & Die” terminó de confirmar: los nuevos temas son más accesibles y gancher0s algo que hoy por hoy parece ser un aspecto bien definitorio de esta nueva etapa con “The Duke…” en las voces. En los tres casos el público respondió con la misma moneda aquello que sucedió en el escenario. Si el corpulento “The Duke…” saltaba y revoleaba las piernas, ellos hacían lo mismo. En el medio alguno revoleaban cerveza por el aire o perdían el sombrerito de marinero que vendieron como merch. En todos los casos la diversión estuvo a la orden del día.
“Back to Dungaree High” comenzó con la bata en soledad y desembocó en un impresionante agite que luego se transformó en un momento insólito. “Espero que les guste esta” dijo “The Duke…” para luego arrancar con una insólitamente prolija versión de “Bohemian Rhapsody”. Segundos después la “verdad” salió a la luz: cuando la batería comenzó con “We will rock you” y la enganchó con una increíble versión de “City Of Satan”, el particular humor de los noruegos salió a la luz. Los arreglos de baterías de las dos canciones ¡son iguales! Más allá que la de los noruegos se transforme más tarde en una gema hardrockera con unos geniales arreglos de teclado.
“Ustedes tiene a Gardel, el rey del tango”, dijo “The duke…” en una de sus tantas intervenciones chistosas a lo largo de la noche antes de contar “que se le había presentado y le había pedido merca” antes de arrancar con “Blow Me (Like the Wind)”, para un público que festejó el doble sentido de la canción. “Hot for Nietzsche” continuó con ese doble sentido y acrecentó la fiesta utilizando un video con imágenes de Las Vegas por detrás.
“All My Friends Are Dead” tal vez la más esperada de la noche. estuvo a la altura de las circunstancias y generó que casi todo el Teatro sea participe de la fiesta, “Are You Ready (for Some Darkness)” y su ritmo de medio tiempo fue un contraste interesante con un bailecito de odalisca por parte de “The duke…” en el medio de la canción. “Fist City” una de las últimas del disco más reciente que sonaría durante la noche, dejó en claro como la banda puede transitar de taquito los sonidos más rockeros. La aparición de la pandereta tocada por Crown… y un extraño video de noruegos y noruegos bailando sirvieron para generar un clima bien intenso y alegre.
“Wasted Again” fue otra de las canciones que sirven de oda a la joda, algo que no casualmente “Get It On” terminó por confirmar con un malón de gente yéndose a saltar y a poguear hacia adelante. “Selfdestructo Bust” fue sencillamente una aplanadora mostrando la precisión y prolijidad que tiene la banda cuando acelera el ritmo de las canciones. “Special Education” (última canción que sonó de Rock and Roll Machine) fue la última ante de los bises incluyendo una pequeña referencia a “Nothing but a Good Time” de Poison con una insólita mención por parte de Happy Tom a que “debería ser el himno de Argentina”. El público saltando, Euroboy hermanándose con el teclado utilizando las maracas y “The Duke…” con gorrito de universidad fueron las últimas imágenes antes de los bises.
La vuelta a los escenarios empezó con “Prince Of Rodeo” una canción digna de Motorhead en cuento a sonido pero no necesariamente en cuanto a temática. Un sugerente video animado que mostró motoqueros y policías musculosos insinúandose y tocándose entre sí dio la pauta de que los noruegos no son una banda apta para homofóbicos más allá de que por momentos juegan tanto con el doble sentido que no presenta con claridad su postura sobre algunos temas.
El cover de los Beastie Boys la ultra conocida y a esta altura del show coherente con lo sucedido “(You Gotta) Fight For Your Right (To Party!) tuvo una versión hiper pesada y fue celebrada por los presentes hasta que la explicita “I got Erection” cerró el show con un poco de todo: la canción comenzó furiosamente percusiva mientras “The duke...” bailaba, Happy Tom hizo un chiste con el parecido de la base con “Enter Sandman” y finalmente el público hizo un “wall of death” furioso. Casi sin respiro sonó Def Leppard y todos se despidieron con la misma cara de felicidad. Pasaron los noruegos e hicieron culto al riff, a la diversión y a la provocación. Bien por ellos.