Sábado 01 Abr, 2023

Poseidotica, Ambassador y Lobisön: La vuelta más esperada

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Crónicas
Poseidotica, Ambassador y Lobisön: La vuelta más esperada
Texto: Carlos Noro | Fotos: Martín Darksoul
Vie, 18/02/2022 - 20:00
El Emergente ?

Luego de dos años y pico sin recitales, la posibilidad de encontrarse en vivo y en directo con tres propuestas bien intensas, parecía una invitación muy difícil de rechazar más si cuestiones como la prescripción de los espectadores sentados era dejada de lado. El Emergente casi colmado (todo un acierto de Manicomio discos) dio la pauta de cuan necesaria es la música en vivo para los corazones rockeros.

De las tres propuestas de la noche, claramente la de Lobisön fue la que mejor encuadró con la idea de estreno, principalmente porque la banda se armó un tiempito antes de la pandemia y tuvo su primera presentación oficial algún días antes del decreto que obligó al aislamiento durante el 2020. En el medio, el trío siguió dentro de las posibilidades lógicas ensayando, componiendo e incluso vio modificada su formación de cuarteto a trío lo que de alguna manera da cuenta del objetivo sonoro del grupo.

Ver a Jeremías Stutz, guitarra y voz, Alfredo Felitte, batería y voz y Fabio Moberman, bajo y voz sobre el escenario permite confirmar lo que puede presuponerse al escuchar el ep “El destructor” y el demo “Modo Bestia” que la banda editó en estos dos años. La potencia riffera y rocanrolera del trío tiene su forma definitiva en vivo, principalmente porque en la distorsión en el alto volumen las canciones suenan crudas, rockeras y pirotécnicas con un pie apoyado en Riff, otro en el rock and roll sueco y el resto en los trasandinos Hielo Negro que tan bienvenidos han sido en nuestras tierras. En este sentido, lo mejor que tiene el trío es la capacidad de que estas referencias se mezclen e interactúen sin que por ello resulten una copia descarada principalmente porque el trío tiene escenario (el recorrido de los integrantes por otras bandas como Sick Porky, Taura, Banda de la Muerte o Soldati da cuenta de ello) y además hay una sensación de divertimiento permanente. Canciones como “La balada del pendenciero”, “El Destructor” y “Modo Bestia”, dan cuenta de que la banda no tiene miedo de ser bizarra y sacarle una sonrisa a quien los ve. Después de todo hacer rock también es transpirar el escenario, tomarse unos tragos y divertir. Ellos saben cómo hacerlo y esa es su mejor virtud.

La sonoridad de Ambassador también está ligada al rock pesado, pero aquí la manera de encarar las canciones parece ir por otro lado. Si bien la refencia a Pappo´s Blues en a voz de Max Alvarez parece evidente, el trío en vivo es mucho más que la reproducción de la mejor época del Carpo. En este contexto no fue casual que la banda eligiera una pantalla con imágenes psicodélicas como telón de fondo de su actuación. Si bien el grupo sostiene sus canciones con el riff simple y directo, no son pocas las ocasiones en las que el trio elige surcar hacia cuelgues infinitos o hacia interludios más jazzeros. De esta manera en canciones como “El árbol de la paz” con un interesantísima base rítmica y una línea vocal hipnótica, en el estreno “El comisario”, que incluyó el aporte de un saxofonista y especialmente en las últimas que sonaron durante la noche (“Cerca del horizonte” y “Doble problema) el trío fue acrecentando su potencia y su búsqueda dando la pauta de que cuando Max Álvarez Guitarra y Voz; Emiliano Arrettino Bajo y Lucas Calabrese Batería se dejan llevar por su feeling y su pericia musical, los caminos que recorren no tienen límites.

Evidentemente ver a Poseidotica en un espacio más reducido permite de alguna manera encontrarse con la versión más cruda, potente y pesada del cuarteto. Con el logo de la banda proyectado de manera fija en la pantalla de fondo, el grupo decidió desplegar uno de los sets más intensos y vertiginosos que puede llegar a presentar en vivo y en directo aprovechando una de sus virtudes históricas: la de invitar a su público a que más allá de lo que hayan visto anteriormente, ingresen al mundo musical que proponen. En este sentido, el inicio con “Mantra” y “Sueño Narcótico” (dos canciones que podrían servir de cierre de show si pensamos su relevancia en la discografía del grupo), de alguna manera generó la sensación de que al menos esta noche las canciones iban a ser tocadas de manera cruda y veloz, una característica que suele quedar solapada por los momentos más climáticos que proponen muchas de las canciones del grupo y que por lo tanto esta vez resultó atractiva y novedosa.

Sin lugar a dudas mucho de lo sucedido esta vez, tuvo que ver con la presencia de Eugenio De Luca quien sigue estrenando su lugar de guitarrista. Esta noche particularmente aportó un toque y un sonido más crudo que seguramente termine de ser apropiado por el sonido general del grupo sin por ello perder la sutileza y la prolijidad que necesitan las canciones. Algunas canciones nuevas como “Homenaje” y “Atodalipsis”, mezcladas con otras no tan frecuentes como “Hija del átomo” y “Dinastía nocturna” terminaron por construir un show que ganó sorpresa por los estrenos (con una diversidad de colores interesante) y que en otros momentos fue tan potente que generó un pogo espontáneo en los asistentes basado en el frenesí percusivo de Walter Broide y la capacidad musical del resto de la banda para acelerar cuando fue necesario. “El dilema del origen” y “Aeroruta” fueron el cierre perfecto de la noche donde efectivamente la ruta estuvo en los cielos. Ojalá se repita.

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