Viernes 29 Sep, 2023

Poseidotica e IAH en Niceto: Hacia otra dimensión

728x90
728x90
728x90
728x90
728x90
Crónicas
Poseidotica e IAH en Niceto: Hacia otra dimensión
Texto: Carlos Noro | Fotos: Ámbar Violeta

A esta altura las presentaciones de Poseidotica en Niceto generan una especie de comunión y disfrute bastante difícil de encontrar en la escena musical argentina. Un excelente sonido, una muy buena puesta en escena y un lugar confortable; contribuyen a que cada quien elija su propio viaje. Esta vez IAH fue la invitada especial para escapar por un par de horas del tedio cotidiano.

IAH: El viaje por el planeta rojo

La propuesta de los cordobeses de IAH se basa fundamentalmente en la potencia sonora y melódica que puede lograr el formato de trío. En este punto cada quien (Juan Pablo Lucco Borlera en bajo, Mauricio Condon en guitarra y José Landín en batería) contribuye a que cada canción se amalgame de manera natural y orgánica transitando tanto largas y complejas progresiones instrumentales como sutiles momentos cargados de emotividad.

“El silencio del agua”, canción con el que trío arrancó el set, es un ejemplo de esto que decimos. El tema propuso subir y bajar las intensidades con una paciencia para construir las melodías digna de tres orfebres. Algo similar sucedió en “La piedra que sujeta el sol” pero con el bajo y la guitarra empardando las melodías para construir una interesante sonoridad llena de contrastes. “Ennui” resultó bien climático en la primera parte e hiper pesado en la segunda parte construyendo una especie de circularidad musical que parece ser una de las características compositivas del grupo.

“Nuboj” resultó al menos desde la gráfica que proyectó la pantalla por detrás de la banda, una referencia a “Live at Pompeii” de Pink Floyd pero situado en un oscuro, ominoso y distópico planeta rojo. Desde lo musical la sonoridad fue por el lado del post rock y post metal en cuanto a la repetición de progresiones. Con un cierre percusivo donde la sonoridad fue para el lado del folclore, específicamente del malambo terminó de cerrar uno de los grandes momentos del set en cuanto a emotividad, pesadez y contrastes.

“Pri”, “L'espirit de l'escalier” y “Eclipsum” fueron las tres canciones que dieron cierre al intenso y emotivo set de los cordobeses. Mientras la primera siguió profundizando la densidad del postmetal con un machaque ultrapesado, la siguiente apostó a la emotividad contrastando con la densidad y la pesadez como motor sonoro. “Eclipsum” tal vez sirvió de definición de todo lo que puede transitar IAH a lo largo de un show. Tuvo emotividad, tienen pesadez, tiene densidad, tiene oscuridad y maneja los contrastes a la perfección, lo que hace que el trío tenga a nivel conceptual y sonora una propuesta única y de por si atrayente.

IAH cerró su set con aplausos y con mucha gente que había ido especialmente a verlos. Un nuevo tour por Europa, participando esta vez del festival Freak Valley en Alemania da la pauta de que su futuro no tiene límites. A seguirlos.

Poseidotica: Una caja de sorpresas

Si alguien fue alguna vez a algunas de las ¡23! veces que Poseidotica visitó Niceto, seguramente sabrá que con el tiempo este tipo de shows se han convertido en una cita especial que ha incluido invitados, caracterizaciones y una puesta en escena particular para hacer de las canciones un viaje que va más allá de lo estrictamente musical.

Esta vez el elemento distintivo tuvo la particularidad de aparecer desde el comienzo con dos invitados que tuvieron un protagonismo interesante a lo largo de la noche. Matías Romero en Violín eléctrico y Santiago Córdoba en percusión y efectos fueron los encargados de abrir la noche con una extensa introducción en la que Córdoba tomó el lugar de la batería, mientras Walter Broide en la percusión guió el viaje sin que todavía la totalidad de Poseidotica irrumpiera en escena. El resultado fue bien intenso y atrayente principalmente porque el trío especialmente pensado para la ocasión tuvo la habilidad de recorrer con soltura los caminos psicodélicos que conforman el universo de Poseidotica, pero al mismo tiempo darle un sentido particular. Rotando el protagonismo, cada uno de ellos logro amalgamarse en un todo potente viajero y sensible, en el contexto de unos extensos primeros minutos que sirvieron para poner en contexto a un Niceto que para ese momento lucía cómodamente lleno.

Con la banda en el escenario (Martin Rodriguez en Bajo, Santiago Rúa en guitarra y Eugenio De Luca en la otra guitarra que se presentó por primera vez con la banda en Niceto) y manteniendo en escena los invitados, el sexteto (¿o la pequeña orquesta Poseidotica?) eligió “Los Extraños” y “Viaje de agua” para encontrar nueva forma a sus canciones. El resultado fue más que atrayente generando en cada una de ellas una dimensión de dramatismo que las llevó a un estado onírico que resultó potenciado por el aporte del violín, de la percusión y de los efectos. Con una soltura admirable, Poseidotica le dio nueva vida a las canciones incluso cediendo el protagonismo a los invitados, algo suele ser poco frecuente a la hora de sumar aportes en vivo y que aquí tuvo una potencia infinita.

Ya sin los invitados en el escenario, quienes volverían al final del show, una versión hiper frenética de “Elevación” sirvió para cambiar el clima e introducir una nueva canción “Uggly Freak” que seguramente será parte del nuevo disco de la banda. Luego de que Martín Rodriguez tomara la palabra por primera vez en la noche (“Es un milagro que estemos acá de vuelta. Pasaron muchas cosas”, dijo visiblemente emocionado) el nuevo tema mostró a la banda proponiendo un riff stoner y distinto climas densos y pesados. Algo de eso también se vio en la apuesta gráfica que fue proyectada en una pantalla por detrás de la banda. Entre lo oscuro y lo luminoso (seguramente con la idea de potenciar ese contraste) la idea de un mal viaje intergaláctico sirvió de trasfondo musical generando una interesante sinestesia de sensaciones tanto en esta canción como a lo largo de la noche.

La potencia de “Dinastía Nocturna”, sirvió de introducción para otra de las canciones nuevas denominada “El Tyler” con un comienzo lento y apacible para luego desarrollar una interminable cantidad de progresiones rítmicas bien desafiantes desde el punto de vista técnico y melódico con un Walter Broide mostrando su versión más pesada. La idea de un mal viaje estelar volvió a aparecer en la canción con imágenes de Kennedy y de intentos fallidos de transbordadores por surcar el espacio. Una versión, al menos en un primer momento, bastante jazzera de “Las 4 Estaciones” sirvió de cierre para la primera parte del show con un pequeño descanso de algunos minutos para tomar algo y recuperarse por algunos segundos del viaje por el espacio exterior.

“Aeon” y “Tiempo y Espacio” fueron los que dieron inicio a la segunda parte. El primero más climático y melódico, mientras el segundo más pesado desde el punto de vista sonoro. “Homenaje”, otra canción nueva “dedicada a los que ya no están, en especial a Pato Larralde” mostró nuevamente a la banda introduciéndose en distintos recovecos rítmicos y encontrando un intenso contraste de climas y sonoridades. “Que viajen muy bien” fue la pequeña frase introductoria para “Sueño Narcótico”, a esta altura una de las canciones imprescindibles en cualquier set de Poseidotica por el contraste entre calma onírica e intensidad frenética que propone la canción.

Con Matías Romero y Santiago Córdoba nuevamente en el escenario, el último tramo del show apostó de alguna manera a construir una especie de Cara B de la primera parte. Si en el la primera parte la presencia del violín de Matías Romero había sido clave, aquí los efectos y la percusión contribuyeron a que “Tantra” y “XantanaX” cobraran nueva vida, generando una especie de ritmo mántrico que terminó de elevar a los presentes varios centímetros sobre el nivel del piso. Especialmente “XantanaX” con su melodía “a lo Santana” encontró una nueva sonoridad refugiada en el violín de Matías Romero agregándole un halo de nostalgia a una de las canciones más melódicas del grupo, volviendo a reafirmar que Poseidotica es capaz de amalgamarse con nuevos integrantes y sonoridades sin ningún tipo de inconvenientes ni egoísmos.

El cierre nuevamente con la banda en soledad mostró a la banda en su versión más contundente. “El dilema del origen” y “Aeroruta” mostraron a una banda afilada y capaz de sonar rápida y pesada cuando decide. Pasó otro Niceto de Poseidotica y como siempre dejó algo nuevo en la historia del cuarteto. Que se repita.