Sábado 01 Abr, 2023

El Camino de la Canción

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Crónicas | Sick Porky + Los Antiguos
El Camino de la Canción
Texto: Carlos Noro | Fotos: Sebastián DelaCruz
Vie, 18/07/2014 - 21:30
Niceto Club ?

Sick Porky se dio el gusto de presentar Los Descarnados invitando a Los Antiguos el contexto de un Niceto casi lleno. Una interesante manera de empezar a construir el futuro

Sin lugar a dudas, elegir a Los Antiguos para abrir la noche fue una inteligente decisión de los muchachos de S.P. A esta altura y luego de unos cuantos meses de crecimiento sostenido (en los que entre otras cosas editaron el disco Simple y preparan una nueva placa) hay un par de cosas claras. Por un lado, el grupo es la perfecta alquimia de las virtudes de cada uno de los integrantes, lo que da por resultado un todo bastante particular sostenido en el eclecticismo de cada uno de de ellos.  Es así como Pato Larralde funciona como un relator de penurias y de encuentros cercanos del tercer tipo mezclados con una extraña capacidad de contar historias en la que uno lo puede imaginar como protagonista. David Iapalucci y el Sergio “Tano” Conforti se reparten el extraño oficio de elaborar riffs extremos y cortantes mezclados muy naturalmente con otros más grooveros de atmósfera sabbathica. Mow Houdin en bajo y Pablo Huija en batería, terminan de redondear la propuesta desde las bases. Siempre contundentes y sólidos suponen que su aporte viene por el lado de sostener la velocidad o la densidad riffera. Lo logran desde la simpleza, algo tan difícil de poner en práctica como de sostener.

En este contexto la intro C.O.C. (un evidente homenaje  a uno banda como Corrosion Of Conformity que supo transitar por distintos sonidos como ellos) abrió el juego para un sonido bien potente que mejoró cuando una mayor cantidad de gente ingresó a Niceto Club evitando el obvio rebote en un lugar que estaba empezando a llenarse. Así “La Peste del Sapo” (con la versión más gritada de la vocalización de Larralde) junto a “Nervioso y Ebrio” (donde la banda decididamente cobró furia y velocidad extrema) sirvieron como fotografía casi perfecta de la propuesta de L.A. El acelere y la velocidad los acercan a Slayer (solo por decir un grupo fácil de identificar). Los medios tiempos y el groove transpiran a Sabbath lo que crea en el oyente una conjunción bien particular e interesante de disfrutar por la dinámica sonora que generan.

De esta manera algunas canciones nuevas “La Gran Campana”, “La culpa al viento” o “El hombre que no se puede ir”, situadas más del lado de la velocidad que del riff; contrastaron con aquellas que resaltan de Simple  como “El sureño” o la icónica “Hecho a mi medida” en donde el groove bien ganchero parece ser el espacio prefecto donde Larralde puede expresar su particular visión de la existencia humana.

En definitiva Los Antiguos abrió la noche mostrando sus dos caras. Por un lado la agresividad y la velocidad extrema, por el otro la melodía ganchera e identificable. Por una simple cuestión de gusto propio, la segunda de las dos parece ser aquella que brinda la comodidad suficiente para que el grupo muestre todo su potencial. Sin embargo, hoy Los Antiguos es lo que es por su capacidad de mostrar los distintos estados. Bien por ellos.

Es indudable que este show era para Sick Porky un paso importante en sus carreras. Si bien desde hace un tiempo comenzaron a familiarizarse con Los Descarnados en la fiesta de lanzamiento y varias fechas fueras de Capital Federal, esta era la primera vez que el disco se iba a escuchar e interpretar de manera íntegra.

“De alguna forma descarnarse es sacarse un montón de cosas de encima” habían dicho los seis porkys cuando los entrevistamos vía video. “Los Descarnados” fue el obvio inicio del show y sirvió como una metáfora de la historia grupal. Como aquellos inmigrantes que vinieron a la Argentina sin rumbo y que debieron sufrir para conseguir un lugar para construir su propio futuro; la canción de inicio fue una poética manera de relatar los años de crecimiento de un grupo que comenzó como una banda de amigos y hoy está enfocada en dar un salto en cuanto a estructura y profesionalismo.

“Hipnótica oscuridad” fue una mirada al pasado en la que brilló la fuerza y la intensidad de la banda dando la pauta de que la idea era realizar un show en lel que las canciones fluyeran unas tras otras sin descanso. Sin embargo, un desperfecto técnico en la pedalera de Jeremías Stutz tuvo como consecuencia un mínimo y obligado parate en la que la banda tuvo que reacomodar motores. ¿Podrían haber continuado aprovechando que cuentan con la presencia de Leandro Mousseaud y Mariano El Tata Martinez también en violas? Para el grueso del público sí, para los que los conocen desde hace largo tiempo, el grupo ha sabido armar un engranaje donde cada pieza calza a la perfección, por lo que es difícil imaginar la falta de alguna en el sonido vivo y directo.

La oscura y retorcida “Serpentario” junto a una veloz y muy distinta a la original versión de “Dos Rupias” (sostenida principalmente en la velocidad y el empuje de Dante Bustamante tras los parches) abrieron paso a otra de las canciones de L.D. “Ephemerol” una de las canciones que definen claramente este momento de Sick Porky: complejos, climáticos pero siempre mirando de reojo a la idea de canción en donde ganan accesibilidad sin perder pesadez

Una reversión de “Buitro” en donde Carlos Villafañe estuvo decididamente inspirado en las voces, se hermanó con “Dilema del Cautivo” en donde el sexteto cobró vuelo épico casi armando una suite rockero progresiva con “El fueguino” en uno de los momentos más contundentes e intensos de la noche.

Precisamente “Encogemente”, con la invitación al igual que en el lanzamiento y en el disco de Fernando Ruiz Díaz de Catupecu Machu en voces, contrastó con el muy buen momento que la banda estaba viviendo en las tablas. Con ciertas dificultades para armonizar y no tapar el color vocal de Carlos Villafañe la canción lució desprolija y no llegó a concretar todo lo bueno que propone en el disco. Por otra parte un incidente no muy claro entre Fernando y Dante Bustamante con referencia al instrumento de este último; generó un clima algo raro y caótico para un show que hacía rato había superado los problemitas técnicos del comienzo.

Tal vez por eso,  el bellísimo instrumental llamado “Darse Cuenta” creado por el Tata Martinez y ejecutado en versión acústica en vivo y en directo, sonó algo desprolijo principalmente porque trajo consigo la atmósfera de la canción anterior.  Sin embargo, la psicodelia progresiva de “Planeta errante” con una bella imagen del infinito reflejada en la pantalla,  cambió rápidamente el clima para volver a las cosas a la normalidad en una de esas canciones tan bien logradas que emocionan a aquellos que vienen siguiendo el desarrollo creativo del grupo.

“Nairobi” con Leandro Mousseaud dejando unos minutos la guitarra para sumar efectos (algo que sucedió en varias canciones a lo largo de la noche) cobró pesadez y densidad con “Ritmo Serpiente” con un interesante despliegue de la base rítmica sostenida por Leandro Spatola y manejada con un interesante nivel de intensidad.

El final con “Ultimo caído” junto a otras dos canciones que definen la actualidad de la banda lírica y musicalmente como “Los que no temen” y la sanguínea “Pura Sangre”; cerró una etapa en la que seguramente vendrán otros shows tan importantes o más que estos. Por suerte, los chanchos saben que el camino es difícil. Tienen con qué para recorrerlo. Hay canciones y eso parece ser lo que importa.

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