Todo comenzó cerca de las 21 horas con la aparición sobre el escenario de Bhutan, un potente trío instrumental que se especializa en un género bastante extraño para nuestras tierras conocido como drone. Explicar lo que ellos hacen con palabras puede ser difícil, especialmente para quien jamás se haya expuesto a este tipo de música, de modo que lo mejor que uno puede hacer es simplemente decir que ellos usan sus instrumentos para general climas, ambientes y situaciones, combinando sonido e imagen para generar una experiencia audiovisual completa.
Como primer miembro del trío, encontramos a Martín Tarifeño, quien además de un sintetizador y efectos varios, tocó su guitarra haciendo uso de un arco de violín. La palabra indescriptible apenas alcanza para ejemplificar los sonidos que sacó de esa guitarra. En segundo lugar está Francisco Badano, también con efectos de su autoría y una guitarra, y para completar la formación estuvo Andrés Gargiulo, quien se ocupó de las bases brutales de la banda, primero con el bajo y luego tocando la batería.
Bhutan mostró que la originalidad no tiene límites, Bandera de Niebla que el paso del tiempo siempre tiene guardada una sorpresa (en este caso de las buenas afortunadamente) que no estabas esperando y Humo del Cairo, que la todo siempre se puede mejorar, sobre todo cuando se sabe elegir acompañantes para el viaje.
La banda pasó por distintos estados de relax o de violencia y velocidad, intercambiando climas, en una presentación que se extendió poco menos de media hora. La última parte de su set fue la más fuerte, en el que Gargiulo pasó a hacerse cargo de un pequeño set de batería y Tarifeño se mudó al bajo. Entre los tres, mostraron una versión de la banda que se acerca más al sludge y el doom, sin dejar de lado el drone en lo absoluto. Una experiencia original sin lugar a dudas.
El momento de respiro entre bandas garantizó que el lugar se fuese llenando un poco más, de modo que casi 15 minutos después, la banda debutante de la noche ya contaba con una audiencia más numerosa y un piso prácticamente completo. Bandera de Niebla, la segunda estrella de la noche, subió al escenario para mostrar que el paso del tiempo nunca aplaca el espíritu de la buena música. Hablamos de debut cuando nos referimos a la banda como un todo, porque si hay gente que no es ajena a estar arriba de las tablas son estos cuatro muchachos.
Adrián Outeda, a quien hoy por hoy encontramos en Satan Dealers, no debería necesitar mención, pero si su rol en Bandera no trae algún recuerdo de lo que significó No Demuestra Interés para el hardcore nacional, estaríamos cometiendo una grave omisión. Su voz sigue tan afilada como siempre, y la velocidad con la que escupe las liricas de cada tema, asustarían a los más novatos del género. Algo similar debería ocurrir con Hernán Espejo, quien ahora y siempre tuvo a Compañero Asma como su alter ego, tanto en sus apariciones como solista así como en las múltiples encarnaciones del trío usando el mismo nombre. Pero si de tocar rápido y con gusto se trata, Pichu es un especialista, y basta decir Vrede y Dragonauta para que el entendido en la materia asienta sin chistar. Y aquí sigue la conexión, dado que si hablamos de Martín Mendez, quien se hace cargo del bajo, también tenemos que decir que fue uno de los miembros fundadores de Dragonauta, y que además formó parte de Compañero Asma como trío. En esa formación también estuvo Ignacio Brizuela, el miembro que menos conocemos, quien ahora retoma la posición de baterista para este nuevo grupo.
Durante todo su set, Bandera de Niebla hizo uso de toda su artillería. El material tocado fue el de los dos Ep’s que están disponibles para bajarse gratuitamente del bandcamp de la banda, y la lista tuvo algunas alteraciones con respecto al orden de los temas, de modo que abrieron el show con “Capitán de mi naufragio” en vez de hacerlo con “Cosecha cerebral”, que fue el tema siguiente. Luego tuvimos “Limite”, “En India (derecho a la ventana)” y “Optimistas (disfrazados de pesimistas)” para completar el primer Ep, Desindustrial, y luego “Antorchas”, “Exactamente al revés”, “Prostitución Nacional”, “Tufo Azul” y “Frio camino del Rey” para el segundo trabajo, llamado Paren la Ciudad. El cierre, fue con una versión más que apropiada de “Dias Buenos y Malos”, de Riff. Habrán sido unos 40 minutos de harcore crossover con metal tocado al palo, letras sociales y cuatro amigos arriba de un escenario, entreteniendo al resto sin dejar de divertirse ellos. Nada mal para un estreno.
Ya se acercaba otro de los momentos esperados de la velada, el turno del cabeza de serie de mostrar su nuevo material ante los asistentes. Tras unos 20 minutos de descanso, y ante un lugar repleto de almas ansiosas, Humo del Cairo abrió su show con la intro de “Sepia”, primer tema de su flamante Ep, Preludio. El sonido fue impecable toda la noche, algo que no habíamos mencionado antes y que parece justo y necesario aclarar a esta altura, y definitivamente esta no fue la excepción. La formación ya conocida de Juan Manuel Díaz en voz y guitarra, Gustavo “Tano” Bianchi en bajo y Federico Castrogiovanni en batería brindó un show excepcional, y como primer paso se mostraron decididos a repasar el mencionada Ep en su totalidad. Así se sucedieron, además del ya mencionado “Sepia”, “N. Tesla”, “Tres” (el favorito personal del disco), “En Nubia” y “Gigantes”. Cada tema tiene su carácter particular, su propio afluente, y algo que siempre se puede destacar de HDC es que experimentar su material en vivo siempre tiene un gusto diferente a escuchar el material grabado, como si los temas cobraran otra densidad y forma.
Concluida ya la presentación formal, fue el turno de volver atrás en el tiempo y reafirmar la poderosa presencia del trio en el rock local. La versión de “Panorama”, bellamente densa, sirvió de apertura, y luego la selección se fue repartiendo entre temas de sus dos primeros discos. “Fe” es otro despliegue brutal, lo mismo para “Los Ojos”, “Espada de Sal”, el cuelgue singular de “El Alba” en sus dos partes ejecutadas con precisión, el más directo “Tierra del Rey”, con su cadencia hipnótica, “Parte del Leon” y una vuelta al primero con “Cauce” y su ya característica intro que solo se puede disfrutar en vivo. El set entero fue contundente y demoledor, mostrando un gran momento del trio, por casi una hora y media.
En conclusión, fue una noche excepcional, sin altibajos o interrupciones de ninguna clase. Bhutan mostró que la originalidad no tiene límites, Bandera de Niebla que el paso del tiempo siempre tiene guardada una sorpresa (en este caso de las buenas afortunadamente) que no estabas esperando y Humo del Cairo, que la todo siempre se puede mejorar, sobre todo cuando se sabe elegir acompañantes para el viaje.