El inicio fue para Uroboros un dúo de guitarra y batería que propone una particular mezcla de Black metal bien visceral junto a ciertos toques Sludge que toman fuerza con la pesadez de su música. En ocasiones, se extraña la presencia del bajo que aporta las afinaciones bien graves y gordas que caracterizan al segundo de los estilos. Se animaron a hacer un fragmento de “God Half Blind” de Dragonauta como una especie de homenaje. En medio de un calor sofocante, parecieron tomar fuerza con la temperatura.
La performance de Sutrah transitó lugares completamente distintos a la densidad que propuso Uroboros. La búsqueda del trío transita los espacios del sonido valvular, para desde allí explotar a distintas direcciones. Uno puede escuchar las subidas y los cuelgues que propone “El Gaucho”, siempre sostenidos en una base bien melódica y es imposible no pensar en el ADN Kyuss. De la misma manera “Al Ermitaño” recuerda la densidad del doom bien clásico pero mixturado con la fuerza del rock pesado argentino, algo que profundizan con geniales resultados en “El Septimo Viaje” que junto a la extensa “Sandoval” cerraron un set que tranquilamente podría haber continuado si el calor no hubiera ganado el ambiente. En definitiva, los Sutrah demostraron en siete canciones que lo suyo es construir paisajes, climas y sensaciones pero jamás olvidan que están haciendo canciones. Interesante propuesta para seguir de cerca.
Si hablamos de Stilte, el formato canción no es un adjetivo que podamos mencionar al hacer referencia a su música. Su propuesta en ningún momento propone transitar las convenciones de ningún género aunque algún oído muy avezado puede llegar a encontrar referencias puntuales al doom, stoner, kraut rock, post metal, etc. Esta vez la idea del trío conformado por Nahuel Sanguinetti, Matías Ridolfi, y Pablo Fasce junto a Manuel Platino en theremin y efectos sonoros varios. fue tratar de recrear los cuatro temas que incluye su reciente lanzamiento “La Derrota Muere con Ellos”. El resultado fue un show con mucha intensidad en el que ni siquiera algún problema con las guitarras, bien sorteado por la labor sonora de Platino y la contundente base de Nahuel y Matías, pudo opacar la pesadez psicodélica de la banda. Para destacar la genial “Weimar” y el cierre con la monumental “La Capital del Dolor” en la que la deformidad propuesta llegó a su punto más alto. Sugestivo grupo para quienes buscan algo distinto. Vayan a verlos.