Uno de los precursores de la variante más lenta y oscura de la música pesada, visitó por primera vez el país. Te contamos si efectivamente el resultado estuvo o no a la altura de las circunstancias.
Uno de los precursores de la variante más lenta y oscura de la música pesada, visitó por primera vez el país. Te contamos si efectivamente el resultado estuvo o no a la altura de las circunstancias.
Lo primero que hay que decir antes de recorrer la propuesta de Candlemass es que fue muy acertada la decisión de que Sauron y Dragonauta fueran parte de la noche. Los primeros porque confirman que están en un gran momento y porque su historia de alguna manera también tiene que ver con Black Sabbath al menos si tomamos la idea de que la oscuridad también es parte integral de lo musical. Los segundos porque, a pesar de que su actualidad los acerque más a un black metal primigenio mezclado con algo de n.w.o.b.h.m fueron la pimer banda argentina que se encargó de seguir la línea del doom clásico. Tal vez por eso no hubo demasiada diferencia entre la cantidad de público que presenció los soportes y la que en definitiva llenó luego The Roxy Live hasta agotar entradas. Con dos set cortos pero contundentes, la propuesta de Sauron sonó bien ajustada y rockera mientras que Dragonauta intentó mostrar su crudeza sin sutilezas. Los dos se fueron aplaudidos.
A priori la gran incógnita frente a la presentación de Candlemass saber cómo sonaría la banda que nos encontraríamos. Sin Leif Edling quien no gira con el grupo desde 2014 por una condición médica, lo cierto es que ningún miembro genuinamente original permanece en el grupo que además se ha caracterizado por cambiar de integrantes de manera febril a lo largo de los años. Si tuviéramos que hacer una defensa rápida, los guitarristas Mats “Mappe” Björkman y Lars Johansson junto con el baterista Jan Lindh tranquilamente pueden considerarse como dueños y señores del proyecto en vivo y darse el gusto de conocer el países. Nadie en sus cabales podría afirmar lo contrario.
Claro que los ojos estarían posados en la figura de Mats Levén quien viene siendo parte de la banda desde 2006 y que contaría con el desafío nada menor de interpretar al resto de los cantantes que pasaron por el grupo sin perder su impronta. Lo concreto que gran parte del gran show que lograron redondear los suecos en esta primera visita al país, fue gracias a la actitud y el caudal vocal del vocalista. Demostrando un gran oficio, sonó épico cuando fue necesario, denso y pesado cuando se lo requirieron las canciones y rockero cuando el pulso iba para esos lares. Si a todo eso le sumamos una arenga permanente, redondeamos una figura que brilló por peso propio haciendo olvidar a los que no estaban presentes.
Basada en estas circunstancias, la presentación de los escandinavos basadas sostenida por un volumen estruendoso pero claro, funcionó a fuerza de recorrer los clásicos. Después de todo, parece ser una circunstancia lógica e obligatoria para una banda que visita por primera vez argentina en treinta años. Entonces cada canción sirvió para demostrar de qué se trata esta versión del sonido Sabbathico pergeñada en la década del ochenta. La fórmula pasaría por sumarle a los clásicos riffs marcados de la escuela de Iommi un aire de heavy metal épico que tranquilamente puede ser fruto de la escucha permanente de discos de Maiden o Judas Piest. Tenemos la densidad, tenemos la pesadez, pero también tenemos aires épicos y voces agudas que llegan a tonos impensados. Entonces canciones de todas las épocas cumplen en mayor medida esta fórmula y hacen que temas de los ochentas como “Bewitched”, “Mirror, Mirror” o ““Under the oak “ convivan sin problemas otros más nuevos como “Emperor Or The Void” o “Prophet” mostrando un oficio y conocimiento del estilo principalmente porque Candlemass fue una de las bandas que ayudó a inventarlo.
En este contexto y luego de más de una hora de show sin fisuras, el cierre con la oscura “Cystal Ball” y la intensa “Solitude” dejó la pauta de que el paso de los suecos había sido seguro y confiado. El resultado estuvo a la altura de la leyenda. Todos felices.