Pounder es un álbum que se halla perfectamente a la altura de los tiempos. La banda pareciera mostrarse mucho más ambiciosa con el correr de los años en lo que se refiere a composición y estructuras, más mañosos. Algunos de los ítems de mayor originalidad se aprecian en interludios como el de “Analog man in a digital world” (presten atención). De todas maneras, demás está decir que la velocidad casi constante y los apretados riffs que caracterizan a la agrupación dicen presentes en cada track (¡tranquilos!) y siempre respaldados por una árida producción.
“Vayamos a lo que nos compete”, decía un viejo compañero de escuela. Lo que han sido siempre Nuclear Assault está en tromba en una apertura tan impresionante como “Pounder”, pero ¿estás preparado para “The blind follow (aka “lies”)”? Una canción que dudo que los máximos exponentes del género hoy puedan tirar al asador, cañera a morir, y con un machaque que se va a hospedar en tu mente por meses. Jurale amor eterno a John Connelly y sus hordas apocalípticas, es que el tipo reina con su inconfundible timbre de voz a lo largo de toda la placa. Un astro del thrash y eterno tapado. “Died in your rms” no es tan maravillosa en su génesis, pero al final convence y le recupera el mejor pulso a la obra para que vuelvas a mover la cabeza frenética y compulsivamente.
Si bien el disco es una auténtica declaración de principios que contiene las esencias y fundamentos de los estadounidenses: solos triunfales, cabalgatas como guillotinas y hasta desmadrados blast beats sobre bases épicas de las guitarras de Connelly y Erik Burke, también hay que mencionar esa vuelta de tuerca que añadieron con los regustos progresivos que, a mi entender, encajan a la perfección.
Volvé a escuchar “The blind follow (aka “lies”)” a todo volumen, pero esta vez imaginate a miles de indignados de todo el país entonándolo mientras arden las calles, bancos y políticos. Pounder es, decididamente, la banda sonora ideal para estos días renegridos que parecen no tener fin.