Bien pesada, podría ser el adjetivo perfecto para definir rápidamente de qué se trata la música de Ambassador, principalemente porque en cada una de las canciones que recorren este álbum debut, el innegable aroma a blues, que estructuralmente es parte de las canciones, siempre está potenciado por un viento de rock pesado de riffs marcados y distorsión que culminan por mostrar a un trío que hace una música contundente, monolítica y no por ello cuadrada y sin variantes.
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Rock bien pesado
De manera natural y hasta parece lógico que así sea, la referencia al Pappo´s Blues o al Aeroblus más pesado y psicodélico recorre cada una de las canciones como una presencia que el trío (Maximiliano Alvarez en Guitarra y Voz, Lucas Calabrese, Emiliano Arretino en Bajo) jamás se preocupa por esconder. Entonces “Blues del Origen”, “Arbol de la Paz” o “La amenaza del Pombero” tranquilamente podrían tener una estructura similar a alguna canción clásica del carpo pero van más allá en cuanto a gancho y pesadez. Claramente muchas de las similitudes pasan por la manera de narrar hechos cotidianos y sobrenaturales que tiene Maximiliano Alvarez. Sin embargo, la agresividad de su voz, acompañada por el empecinamiento de la banda por encender la pirotecnia del riff en todo momento, termina por dar a las canciones la sangre y vitalidad necesaria para ejecutar este estilo de música.
En este sentido “Estado Natural”, con un comienzo digno del mejor Hendrix para luego relatar un denso viaje por la propia mente y “Por los caminos”, con un riff hiper pesado que va creciendo sostenido en el groove de bajo y batería, sirven como muestra para entender de qué se trata este debut de Ambassador. Si tu idea es escuchar algo de blues pesado con aire setentoso, acá tenés una buena muestra. No te los pierdas.