El primer paso de García y los suyos sin duda es una obra a la altura esperada. La solidez de cada composición y la calidad de la grabación le otorgan a la placa una sensación de jerarquía internacional, aunque en este apunte tiene mucho que ver la experiencia de los músicos, claro está. Vayamos por partes…
Su vocalista Matías Ezequiel Díaz (el único ajeno al clan oconnero) pone en juego desde el minuto uno sus influencias del hard rock ochentoso en general, incluso con hasta algún que otro regusto del David Coverdale de Burn. “Carne tibia” pisa fuerte con la labor de su cantante y planta bandera de movida, no por nada fue elegido como el primer corte de difusión de la agrupación. Iván Iñíguez da rienda suelta a su talento para las seis cuerdas con preferencias por riffs brutales y solos alocados ¿o acaso “Soldados del festín” no es un buen argumento? ¡Qué gema, por dios! Christian Vai, devenido en reloj suizo (?), une sutileza y precisión tras los parches. El blondo alcanza sus momentos superlativos tanto en “Sos la razón” como en “Buitres del oro” (track obligado). Y por último, el bajo del quía (quien también produce el material) cabalga en cada pieza, controlando así el vértigo a su mero antojo. Díaz se encarga de escupir con su excelente registro y sin ningún tipo de tapujos las más recalcitrantes miserias que viene sufriendo el planeta tierra. Clama por empatía, compromiso, en épocas donde más que nunca se necesita eliminar la vista gorda por el otro. Todo en un marco sonoro aplastante.
Acuario (grabado en los míticos Estudios Panda y Bosques Estudios) siempre te va a tener guardado algún detallecito que pasaste por alto en la anterior escucha, dicho esto, es un álbum ideal para degustarlo con auriculares (suma un puntito más, creéme). Como corolario, no faltaron invitados de la talla de Walter “Willy” Piancioli (Los tipitos) en piano y teclados, y Néstor “El pájaro” Politino (A.D.N., exComma y Devenir).
Pasando en limpio, si bien un rock férreo termina por conformar la estructura de todas las canciones del CD, la propuesta a la vez consigue destacarse por la vibración y por la pesadumbre propia de un heavy metal ortodoxo pero con identidad. Pasajes que se acercan a parámetros comparativos con la banda de Claudio no van a faltar, es por eso que resulta indispensable el sentido común a la hora de dar play.
Acuario es un nuevo amanecer para una alineación señera que alberga la furia y la destreza suficiente para hacer saltar de satisfacción a cualquier fan de los sones pesados. No se lo pierdan.