La tarde arrancó muy temprano (4 la tarde) en la sala Exiles Records con NDE Ramírez una hermosa locura formoseña que incluye en la batería a Walter Broide y que es liderada por Marcos “Ayi” Ramírez. Aunque resulte una definición rara, lo que hacen se puede denominar como folclore psicodélico. Aquí el folclore se entiende como una fuerte presencia de Malambo y Chamamé, mientras que lo psicodélico refiere a la deconstrucción de las canciones, mezclada por una fuerte presencia de efectos de sonido y samplers con una fuerte base de instrumentos acústicos. Tal vez por eso la gran imagen de ellos fue el gesto ecléctico del mismo Ramírez manipulando su pedal de efectos sobre un bandoneón que fue protagonista de varios momentos durante el set. La síntesis de todo lo visto fue la canción “Mamboretá” que generó un interesante clima que deambuló entre el repiqueteo del bombo y la batería de Broide mientras el grupo fue construyendo un in crescendo psicodélico. Buena presentación. Muchos se fueron enganchados en seguir escuchando más de la propuesta.
Elefante Guerrero Psíquico Ancestral fueron los encargados de abrir el Patio Jägermeister con una buena cantidad de personas que habían ido especialmente a verlos. El trío clásico instrumental (guitarra, bajo y batería puestos el línea para mirarse las caras) fue literal en proponer un viaje cinematográfico, logrando un gran acierto. Una nueva canción con imágenes de la serie Vikings por detrás y la “Danza de la realidad” con imágenes de “La montaña sagrada” de Jorodowsky en la pantalla que ocupó todo el escenario, dieron la pauta que las canciones del grupo tienen un eclecticismo sonoro que de alguna manera parecen ser equiparables al conjunto de escenas de una película. Entonces en canciones como “Methamorfosis” (una canción que pasa por climas jazzeros, pesados y psicodélicos) lograron mostrar la fuerza de los contrastes, generando una diversidad de estados que tranquilamente pueden ser equiparadas a las distintas tensiones de la narración fílmica. Con ellos la música instrumental y el cine parecen hermanados.
Nuevamente en el escenario Exiles Paula Maffia mostró una propuesta cercana al folk rock con algunos toques bluseros y punks. Su gran virtud a lo largo del set fue la de proponer un conjunto de canciones que intentan mostrar rabia, enojo, amor y desamor sin por ello ser previsibles desde el punto sonoro. Con una banda especial debido a un inconveniente de la actual baterista, el único integrante de su actual banda fue Nahuel Briones que se encargó alternativamente del bajo y la guitarra. A lo largo del show en el que Paula se encargó de mencionar su carácter de no metaleros y no tan rockeros del festival, el grupo fue capaz de mostrar una propuesta muy interesante cuando fue para el lado del blues o de cierta referencia al post punk. “Comprar discos es un acto de amor o un crowfunding analógico”, dijo promediando el set Paula e invitando a la gente a comprar aquellos las bandas que participan del festival. Interesante verlxs en el contexto del festival. Muy buena decisión averlxs incluído.
Los cordobeses de Sur Oculto que ya habían participado de la primer edición del festival tomaron el patio atardeciendo y lo transformaron en noche. Con una formación para nada tradicional (teclado, batería y bajo de seis cuerdas haciendo rock instrumental) lo suyo fue una presentación enérgica, densa y pesada. Si bien el trío suele explorar climas jazzeros, esta vez resultó más evidente como el trío hoy por hoy se siente muy cómodo en incrementar su pesadez generando una música técnica, progresiva y con ritmos sincopados que podrían ser parte de una banda que hace djent pero que en ningún caso refiere a la mezcla de estilos que proponen. En este contexto con un set envolvente y con un gran despliegue físico los cordobeses, que cumplen 20 años de carrera, volvieron a demostrar su capacidad de transformar los instrumentos camaleónicamente en sonidos impredecibles. Intensa y ajustada presentación.
El escenario Exiles fue tomado literalmente por los uruguayos de Hablan por la Espalda. Este fue literalmente su primer show con el también productor de la banda Nicolás Demczylo en bajo y Federico Anastasiadis (también baterista de Oro) luego de un año sin tocar. Seguramente por eso Fermín Solana se encargó de mencionar que estar en Viaje de Agua era un momento especial para el grupo. En este contexto, el set elegido fue para el lado de mostrar la faceta más visceral y hardcore de la banda. Si bien las canciones sonaron distintas sin el hammond y las percusiones que venían siendo participes de la última etapa del grupo, la nueva formación mostró su habilidad para generar climas similares utilizando las guitarras gemelas y la batería como instrumentos guía. En algún punto los uruguayos pueden gustar o no dependiendo del punto de vista con la que uno escuche por primera vez su música. Si uno logra identificar que por detrás hay hard rock, heavy de los ochentas, punk, hardcore, psicodelia y candombe se va encontrar con una banda indefinible, principalmente porque propone un arcoíris musical interesantísimo. Nos quedamos con “Calor en el pecho”, una de las últimas canciones de la noche por ser la que incluye un poco de todo lo que hablamos: percusión rioplatense, melodías de viola y Groove generado por Fermin Solana con una actitud y una voz tan desprejuiciada como hardcore. Bien por ellos. Esperamos verlos más seguido.
Poseidotica fue la que cerró el patio que a esa altura lucía bastante lleno. A diferencia del año pasado, donde la lluvia hizo que la banda debiera terminar el set adentro, esta vez el cuarteto pudo mostrar el show que tenía pensado. Si bien las visuales suelen ser protagonistas de los shows del grupo esta vez la pantalla que ocupaba todo el ancho del escenario resultó clave generando una hermosa sincronía entre música, colores, figuras geométricas y paisajes del espacio exterior. No fue casual que dada las circunstancias (El Festival Viaje de Agua) “Viaje de agua” e “Hidrofobia” (con la que cerraron) fueran las canciones donde el grupo mejor supo explorar la sutileza, la velocidad y los vericuetos musicales que proponen en su música. Inquietos como siempre, esta vez tuvieron dos de esos momentos musicales en donde cruzaron estilos. Por un lado la Jägermeister Blaskapelle (una banda de vientos armada por Walter Broide para el show) junto al acompañamiento de dos percusionistas hicieron “Las 4 Estaciones” y “Xantanax”. Especialmente la última de la dos tuvo una amalgama casi perfecta. Una de los grandes momentos de la noche sin lugar a dudas fue el de escuchar los vientos doblados con las guitarras gemelas. El segundo momento tuvo la interesante idea de invitar a Paula Maffia para hacer una eléctrica versión de “One Vision” de Queen que fue de menor a mayor. La sensación que Posei pagó su propia deuda del año anterior y otra vez logró los viajes mentales a los que nos tiene acostumbrados.
De nuevo en el escenario Exiles Records la noche finalizó con la presencia de Knei y Los Antiguos. Los jóvenes pampeanos brindaron una de las presentaciones más vibrantes de la noche. Para que tengan una idea, el trío tanto desde su look como desde su sonido propone un sonido orgánico y valvular que surca el camino del rock pesado, psicodélico y blusero pero sin perder cierta referencia al rock contemporáneo. En algún punto Nicolas Lippoli (Voz y Guitarra) tiene un aire en actitud sonido y bien entendida desprolijidad, que refiere a Jack White que lo trae desde los setentas a la actualidad. El resto de la banda Mauro Lopez (Bajo) y Roberto Figueroa (Bateria) saben perfectamente marcar el Groove para que las canciones transiten una atmósfera de rock pesado sin descanso. Sonaron varias canciones nuevas (en especial resultó muy especial la el homenaje a Marcel Willou cantante de los brasileros Nuvem Leopardo fallecido el año pasado) y la gran mayoría canciones de “Juventud de la gran ciudad”. Gran demostración de una banda que tiene la fuerza y el empuje de la juventud. Bien por ellos el saber aprovecharlo.
Los Antiguos fueron los elegidos para cerrar el escenario y estuvo bien que así sea. La gran novedad de la noche fue la presencia de cuatro canciones aún no editadas (el instrumental “No te lo puedo decir”, “Senda de la luz fantasmal”, “Nassa” y “Vamos”) que dan la pauta de que la banda seguirá explorando el caminos de bandas como Down en donde el sonido por momentos es extremo, pero siempre es pesado y groovero. Verlos en vivo, sigue mostrando cuan efectivo es el aporte de cada integrante (El carisma y el histrionismo de Pato Larralde, el riff preciso y corrosivo del Tano Conforti, las melodías extremas, técnicas y modernas de David Iapalucci, el bajo hardcore de Mow Houdin y el golpe de rock pesado de Pablo "Huija" Andrés en la batería) a la hora de generar gancho y pesadez en canciones como la dramática “La Gran Campana”, la ganchera “La culpa al viento” y la groovera “Hecho a mi medida”. Un fuerte y estruendoso sonido acompañó una presentación demoledora que a las 12 de la noche llegó a su fin. Fue el cierre perfecto para un festival que esta vez tuvo su mejor versión: ecléctica, contundente y con muchas bandas que sirven para abrir la cabeza. Nos vemos el año que viene.